¿Porqué no lo iba a hacer Sábato?
Mis amigos del Cuzco, me contaron como fue la estadía
De Neruda en Machu Picchu, media hora, desde la vista
Del hotel. No encuentro el poema de Luisito Calderón.
La conversación sobre Neruda no duró mucho. Andá
A Cuzco y te cuentan, generación sobre generación,
Esa memoria tiene un destino, no universal como el poema,
Pero los parientes si entran en confianza te la van a contar.
Sí, hay ciertos requisitos. Uno de ellos es que la cultura,
El paisaje y las honduras memoriosas, tu bagaje no sirven.
Si pasás por Jujuy, Salta y Santiago, te vas enterando,
En el recorrido de la tierra y los seres del paisaje. No hay
Españoles, y si vas ahora vas a oír, como oyó Macario
El autor del filme sobre Spilimbergo: refocilos que de sombrero
Gritan "Muera España". En una noche que es todas las noches
Y con cholas que le exigen a su hombre de la misma memoria,
Una acción, son capaz de decir "Ya no sirves ni para pegarme"
En una noche de chicha en los mismos recorridos
De la ciudad de Cuzco. Si sos perceptivo, lo podés leer,
En los territorios anteriores, en las bandas que tocan cuecas.
Mi viaje concluyó con la memoria, me repiqué en mi cabeza,
Los mismos interrogantes de Macario. Que era eso, los mensajes?
En mi taller de Belgrano, él estaba al rojo vivo. Yo no quería recordar,
Pero vuelven en la ignominia, sin terreno con prebendas,
Algo que yo no podía explicar, que en el paso hacia la conciencia
No es más que silencio, lugar de una entrega fluída, continua.
Pero te cuento, la bronca de Macario tiene ahora para mí
Un lugar, un significado, que no sé si él se va a enterar. Pero
Me atrevo en ese recuerdo a reconvenir a Sábato, no tiene Ud.
Vergüenza?. Ud. En El Puente, en "El informe sobre ciegos",
No es Ud. Demasiado universal, un tipo sin identidad con una
Problemática que se resuelve, en una lucha infernal, que Ud.
Piensa en los lugares angelicales, como le pasó a Marechal,
En ausencias, que son lugar del duelo, que en cuanto angustia,
Lugares de Sartre, él mismo en su salud, nos rebota hacia
La identidad, el territorio que Ud. Ejerce como una ausencia
Copada por la ilustración. Ud. No tiene lugar ahí, no tiene
Recorrido, su celebridad, lo hará morir glorioso, de otros territorios,
Que no ha podido asumir, sino como dueño de la máscara.
Casi si se lo mira con buena voluntad tiene Ud. La benevolencia
De un cura de provincia, el mismo que recibe las gallinas,
De los sufrientes del ejercicio del terror, que sin embargo
Siguen diciendo "la ternura ni se compra ni se vende". Desconfié
De las buenas muestras que su altanería benévola no puede
Distinguir. La venganza es un bien del paisaje, un lugar inidentificable.
Pero sí memorioso. No soy nada más que alguien que lo previene
Y le señala su tontería, que en sus formas físicas, su andar
Tienen los mismos rasgos, no de la plenitud de las piernas,
Sino de arrastres humildes y dudosos, casi culposos, lugar
Que busca piedad. Si de mí dependiera te daría la cruz de papel.
Y estoy seguro que la recibirías, como un presente que no tiene máscara.
Te aliviaría y por ahí pegás un grito. Un pedido de socorro. No como
Los cholos que gritan en Cuzco, sino como murmullo soterrado.
Al que alguien le pondrá altoparlantes. Mientras casi no podés caminar,
Pero lo que más se nota es tu sonrisa, que se traslada en el carnaval
Que no tiene sitio en los festejos de Oruro que no tiene congresos.