¿Podrá mi conciencia?

podrá retener como un hecho de la voluntad,

los movimientos que aunque involuntarios,

desarrollan una velocidad que recorre en milésimas

de segundo, variedad y energías que se desplazan

en el espacio, sin que yo sepa el techo de ese recorrido;

pero las apreciaciones de la física nuclear, dan por supuesto

que exceden los límites de la piedra en el aire

que es la tierra y cierta parte de su espacio.

La lógica podrá entender, esa lengua

que no tiene apreciación, distingo que sí puede ser concebido

como velocidad y lugar de traslado en la precariedad,

y que también puede entender que ese recorrido

tiene destino. Es posible en la hipótesis que si es involuntario

el traslado y su órbita vuelvan al mismo lugar y que a su vez

todos los movimientos se distribuyan, se intercambien

Formen un tramado que no pierde identidad?. Una identidad

que es nuestra pero que no tenemos noción del reflejo. También

puede ser que a ese traslado como acto, como mano que acerca

a otra mano y en la dirección como voluntad, también

conjuguen un lenguaje múltiple, parientes de esos desplazamientos

Intercambiarán lo que es un mismo impulso y energía.

Se podrá saber que es lo que produce la cercanía de los cuerpos

o para ir más acá de toda hipótesis, el movimiento de pulsar

el chirrido del colectivo para que se detenga, habrá ese movimiento

descalificado como una caricatura, a la chatarra que tardará mucho más

en recorrer dos cuadras que todas las órbitas que puedas imaginar.

Seremos alguna vez poseedores, de esa posibilidad que aunque

involuntaria pueda trasladarnos, sin que se transforme en una valla más,

como cuando Marshall McLuhan, aseveró pensando, que el enjambre

en que se desarrolla la información televisiva. La instantaneidad

de cómo llega la imagen, es un poder que está en los circuitos

del cerebro humano, que corporiza no sólo la fantasía y presencia

es de los cuerpos, su voz, y un discurso que en cuanto pariente

de todos los hombres. Habrá quien tiene el mapa de ese hemisferio,

que sí es conocimiento, poesía que debería ser administrada

desde una ilustración, de ese mismo mapa, que como propiedad

de la maravilla la ha cercado en la cárcel de la tontería. Poetizar

eterno, de la superchería, que no entiende la cárcel y la libertad

que puede devenir, primero en la desconfianza del discurso tonto.

Segundo confiar en los sentidos o en la observación que puede

detectar lo que es un poder que ha sido exprimido del conocimiento

negado. Pero que estoy seguro, todo mensaje que se emite,

aunque sea en forma interpersonal, se traslada, empieza a ser

salud o enfermedad y además discurso de la conversación. Por supuesto

con las antenas paradas, y entender que cuando pregunto estas ahí,

por Sebastián Peroni