En qué hora estamos

En la espera de que la poesía,

Los nombres de todos los nombres

Se hagan extensos sobre la superficie,

Lugares terrenales, descreídos de otra vida

Que no sea la de los parentescos.

En esas fantasías se han perdido,

La ley que se evade de los términos terrestres,

Que no haga de la poesía, un lugar donde ella falta,

Un comercio de los embelesamientos que serán

Reaseguro de la vida del paraíso. Pero quien convence

A todos estos seres, que no hay lugar, que no hay medida

Para todos los lugares que ellos han nombrado

Para una vida mejor. Creo que ellos me han dado un mensaje

La equivocación de que toda emancipación, la hermandad

El lugar donde los poetas escriben para todos, es el lugar

Donde han sufrido un engaño. Toda realidad explícita

No se modifica en las intenciones de la igualdad.

Lugares donde la impotencia, se conforma, habla

Una lengua que no cuestiona. La voz de la belleza

Del que tiene agarrado los huevos. La poesía de Gohete

Estribaba, tenía lengua en sus carencias, sus hermanos

Muertos, y la ansiedad por supervivir. Freud era doble,

Cuando lo nombraba, nombraba también su carencia

Su poesía particular hablaba de los cuerpos que él tiraba

Por la ventana. El entusiasmo de Freud creía que la sublimación

Posterior de Gohete terminarían con el dolor. Esto se le escapó

A Freud. Algún dolor personal ubicó él en esa sublimación

Que entreveía necesaria, como un puente. La equivocación

Es que él le dio una medida a las zonas a unir. Las zonas

No tienen resuello Son dispares y los dueños del puente,

Guardan para sí la voz magnifica de los poetas. Los venden.

No hay en esto deserciones sino equívocos. Hasta Sartre

Que renegó del premio nobel, en algún momento necesito

Ser reconocido, necesidad que se desprende como reaseguro

De la misma vida, recreación de lo personal, o acatamiento.

Los que han muerto en esas instancias lo han hecho en rebelión

Por omisión o exclusión inocente que han debido sufrir.

Sin embargo yo no encuentro una voz mejor que explique

El mundo tal cual inexplicable. El goce de entender esas

Intenciones y el encuentro con la gloria, son lugares infantiles,

Carencias que se yerguen de sí mismo para ser transformadas

En voz múltiple, que trata de aplacar tanta carencia. No encuentra

El mismo receptor. Los que saben lo que es la poesía,

Se niegan a ser nada más que un puente del dueño del río.

Es nuestra la utopía, son nuestras las voces que nombran.

Pero esto no tiene precio, porque es una necesidad y las necesidades

No tienen otro lugar de la necesidad piadosa. Cantan hasta

Que se dan cuenta que es una medida exigida en la espontaneidad

Unica medida que no tiene nada más y nada menos que la vida misma.

Necesidad, donde pueden ser cuestionada las funciones sociales

De lo que se presume es el avance, la precariedad del progreso.

Que necesita que alguien le cante. Esto no es un canto. Es un lugar

Donde los embelesados deben tomar conciencia. De que muchos mueren

Para tener un lugar donde se recrean sublimaciones que Freud no entrevió

Que había lobos más grandes dentro de la manada. Y que estos tenían

Intereses específicos, que en la rapiña, necesitarían cantos que los disculpen.

De esas disculpas están hechos todos los muertos y suicidados

Venden sus primeros cuadros, o sus poemas después de muertos.

Había tipos precavidos como Macedonio que hacía sopa para

Todo el tiempo de la necesidad. Y no publicaba. No creía

En las buenas intenciones de los que se adormecen con melodías.

por Sebastián Peroni