Pancho un amigo mecánico, me insistía
En hacerme socio, de un lugar de recreación.
Me hablaba maravillas de los lugares de patinaje,
La atención que se les daba a los pibes
Que querían jugar al basket, les prometían
Que los entrenamientos serían hechos con camisetas
Y zapatillas, como era el amor y sigue siendo,
A veces nada más que un fetiche. Sino existe el asombro
Y un interrogante constante. En cuanto se transforma
En el monumento del amor chau. Los preparativos
Son casi siempre lo mejor del amor. Hasta que lográs penetrar
El fetiche, que es una propiedad que no interroga, que se silencia.
Que es el mismo lugar del podio. Al que aspiran en su biografía
Algunos amigos poetas, los pibes del basket también.
Ellos no sabían y yo tampoco que el silencio propuesto como lengua amorosa
No es el lugar del podio. Transcurre sin dueños, y en el ritmo
De la disparidad, ahí no hay podio para ninguno. Sino presencia
Que será abordable y lugar navegable, en cuanto no se ofrece
Ni pide propiedad. Si querés decir que pienso sobre las asociaciones
Que devienen de la propiedad. Te lo cuento. Mi viejo como una lejanía amaba
Y en cuanto silencio, no tenía biografía como lo planteaba Witman.
Sólo datos que aveces no pasaban más allá de un gesto descalificador
Ante la pregunta. Cuando era yo pibe estaba en auge en Buenos Aires
Las asociaciones de italianos que se reunían después de trabajar.
Esas asociaciones se llamaban "dopo il laboro". Eran casi como los clubes
El lugar donde Pancho me invitó, con el mismo interés del entusiasmo,
Que parece que es una forma que se extiende en el tiempo como la fe
Le pregunté a mi viejo porque no iba a esos lugares tan prometedores
Fiestas después del trabajo. Me hizo un ademán, que me contestó
Pero en cuanto no era definitivo como respuesta, lo tendría siempre
Presente, en cuanto lugar del amor, conocimiento, asociaciones
Y futuro de una respuesta que debe ser trasladada, más que un lugar
Razonable, sí un lugar de la conciencia. No sé si te conté mi viejo era músico,
De él con el mismo gesto del ademán no se desprendían melodías
Sino valores. No le importaba estar en el podio, pero en cuanto gozaba,
No tenía mirada. Fiesta y música eran para él una misma cosa. Lo único
Que como ignorante que era, ensayaba mucho. El lo llamaba así, pero sus ensayos
Eran muy escuetos, se encerraba y leía las partituras. Yo alguna vez para tomar
Parentesco y que él supiese que yo también podía leer las notas y transformarlas
En actitudes físicas se lo dije, y me preguntó sobre una nota como se descomponía
En las actitudes de los movimientos. Cuando se las traté de mostrar titubeé,
No las hice con los mismos valores que resonaba su música. Te imaginás,
Me hizo el mismo ademán que cuando le pregunte porque no iba a distraerse.
Mi viejo era loco como Van Ghog. Tocaba la música para sus amigos, y en ese
Lugar no tenía mirada, una concentración de lo que ocurría como fiesta
Que devenía de sus sonidos eran una misma cosa, esto es una repetición
Y él no me lo hubiese perdonado. Pero lo hago para comprenderme,
De que su descalificación no fue nada más que entender, que su forma de descalificar
Y buscar otra lengua que me exprese era el mensaje, sus gestos no razonaban
Entendían o sí, aveces se excluían. Tengo muy pocas anécdotas, y esto puede ser
Que su forma de expresarse, eran signos, o el invento del signo que nunca era absoluto.
Por ej. El amor como interrogación que es posible sea el único lugar donde podrá
Sobrevivir lo que llamamos amor. Eso sí era solidario cuando el otro no podía
Con su mochila. Pero mientras problema y solución eran para vos una misma cosa
Si te equivocabas si la errabas se reía, con una felicidad que no tenía
Ninguna mala intención. Se reía de los pasos mal dados en cuanto solución.
De su parentesco con la locura de Van Ghog. En cuanto no le gustaba el auditorio
De su música, hacía gestos inesperados. Uno que yo me acuerdo, es, que no paró
La música sino que se fue a tocar en el baño y cerro la puerta. Y terminó en esa
Instancia lo que los otros esperaban de él. Cuando salió del baño, los escuchas
Como tales ya no eran lo mismo que antes. Creo que perdieron el interés.
Mi viejo no cuestiono esto creo que lo había provocado. La enseñanza de que la libertad
No se consensúa sino que se ejerce sin importar las consecuencias?,
Y que esa desinteligencia de ese hacer los demás dejan de ser participes
Para interrogarse, la misma risa no malevolente, la misma vaguedad que respondía
Pero que nunca era un logro absoluto. Mirá este hijo de puta en las cosas me puso,
En la corriente de la vida. Pancho el mecánico insistía, que me haga socio del club,
Como recién venido, el lugar era donde Borges resolvía sus ironías. Era en Mataderos,
Y allí no se hablaba de cuchilleros. Todos llevaban la faca en la espalda. Eran laburantes
Del frigorífico Lisandro de la Torre, alguna vez a alguno se le escapaba un movimiento
De más, movía la faca sin discreción y no era literatura. La diferencia entre una y otra cosa
Devino después, pero las orillas estaban en el lugar donde yo vivía, no era ficción.
Tanto insitir de Pancho, que concurrí a una de las reuniones de la comisión directiva.
Era una maravilla. Había cuadros de San Martín, de Perón y otro que no me acuerdo
Si era de Saavedra o Moreno. Mirá vos todavía me lo estoy preguntando,
Pero había una inscripción que a mí se me ocurrió humanista, te lo digo ahora
Como explicación en ese momento el humanismo para mí eran frases que sintetizaban
Algún saber: como ama al prójimo como a ti mismo. Me tomaba todo en serio como Illía
O el discurso de Frondizi sobre la batalla del petróleo. El citado mensaje decía:
"No se crean que es sólo política los que nos impulsa". Después había una letra chica
Que yo nunca leo, mi familia puede dar fe de lo que digo. Las reuniones se fueron
Resolviendo con buenos argumentos en el lugar destinado a la comisión directiva,
Eramos hermanos, cantábamos tangos. Un tipo que era muy bajito, tenia un gusto
Exacerbado, casi estético por el ritmo e insistía en Troilo-Floreal Ruiz. El tipo termino
Convenciéndome. Eramos armónicos hasta que la memoria y balance del club,
Debió ser explicitada. Todos pagábamos una cuota, como ahora impuestos. No sé
Bien que pasó las cuentas no cerraban. El presidente se transformó cada vez más
En un discurso entusiasta y a la vez exigente de pedido solidario, entendiendo
Que su entusiasmo como mensaje devendría camisetas para los pibes de basket.
El problema era que las cuentas de la memoria y balance no cerraban y los pibes
No tenían ni zapatillas ni camisetas. Lo primero que pasó es que en el lugar del
Presidente, empezó a circular mucha gente con intereses distintos. Pusieron
Un cartel que sólo se permitiría la entrada al lugar de la comisión directiva,
A los mismos miembros, ya no había, ni tangos, ni pizza ni alegría ni entretenimientos.
Cada vez que teníamos contacto con ese lugar no era nada más que gritos
Y entusiasmos. Aunque ya no podíamos entrar en el lugar de la comisión directiva,
Nos fuimos aburriendo, hasta Pancho, que leía, como visión, poder de su mirada
La letra chica en el momento que yo me acordé de los ademanes de mi viejo
Que no tenían destino como tiempo, siempre estaban presente, en ese mismo
Momento y en el desánimo de Pancho, como una consecuencia me pregunto:
"Vos sabés quién es Hitler?". Porque me lo preguntás Pancho? "Porque es el tipo
que escribió la frase que está en la pared, cuando me dio bronca, porque no explican
la memoria y el balance, me fijé quién había escrito ese mensaje, como desconfianza"
"Espera Pancho, mi viejo tiene memoria, aunque es posible que me responda con un gesto,
un gesto que se traslada en el tiempo y que él no lo resolvía como respuesta única,
porque me doy cuenta, esa respuesta única pierde lugar de realidad, en el amor
y en el único lugar que puede ser sustentado, una respuesta vaga, que es la única
respuesta válida y consecuente, el interrogante, que no es entusiasmo, sino conversación
Pero que descarta cualquier ingenuidad o la respeta en el error riéndose.