Muchos parentescos me fueron configurando
El entramado si se extendiese en toda la medida
De la memoria, no alcanzaría mi vida, ni tampoco
El dueño del texto, plural y diseñado en la ambigüedad
A sabiendas que nombrando algunos los nombro a todos,
Me libera de mi propia memoria, que no tiene consuelo,
Y se ampara como un paraguas cojo, en presencias,
De un entramado, que es toda historia, que incluye a la mía.
De todos los territorios, que elijo, me resuelvo en el mapa
Humano de Latinoamérica y los parientes de Buenos Aires,
De Chicago. Hijos y nietos, que no voy a nombrar más,
Sino que voy a celebrar con ellos los nombres, que no conocen:
Alejandro Vignatti, me dio una dirección en Córdoba
Donde se resolvieron varios casamientos, amistades, y un nexo
Quizá el más importante,: Emilio y Queta, pintores que desde u Río,
En playas amplías y también con la mención, la puerta de Alejandro
Nos echaron de la embajada Argentina en u Río, sin lugar a recalar
Nos entendimos con Eduardo Romano, pariente de Pilar, a quien esperaba
Lola Thorne, pariente de Brascó, que nos dio cobijo y comida y las playas
De Leblón, desde allí toda lógica queda descartada, toda explicación
Que no incluya los sentidos como hilos o hilvanes del acontecer.
Hablaríamos de otra cosa, sin resultantes, ni nombres perdurables.
De u Río, nos fuimos al nordeste, llegamos a Belén do Pará
Y de allí todo el Amazonas, después la ceja de montaña (selva y cerro)
Los dueños de ese territorio que viajaban en la extrañeza de nuestra identidad
Pálidos, en los sueños y en las paradas por derrumbes, nos entrelazaban
El humo imparable de la macoñía, los humos y los sueños de ese lugar
De silencios y de sonidos intuidos en la pobre ficción, de los que nombran
Esos lugares como yo lo hago ahora desde una máquina. Pero esto no es
Sólo celebración o ficción del suceso sino invitación a ese recorrido.
La llegada al Ande, en medió de la llanura una comida comunitaria,
Y mi primer vergüenza ante los habitantes y el territorio. Yo trataba de hablar
Y ellos sentían. Esas vergüenzas, esas culpas, esas palideces, se resolvían
En la cultura; vuelvo a Emilio, ahora en Lima, casi nos caímos de culo
Cuando nos dimos cuenta que los dos admirábamos a Josehp Albert.
Un tipo del Bhajaús, que había llegado una exposición al Di Tella:
"Homenaje al cuadrado" grises y azules y una única figura. Después me enteré
Él porque de su admiración y ese lugar me configuró, dio lugar a mi interrogante
En las fiestas del Inti Raimi, y ahora se había acoplado Mario Satz, los escudos
De los que acompañaban al celebrante del sol, seguro, hubiesen sido envidiados
Por Mondrean y Albert. Esto era una copia de la lejanía, memoria anterior a estos.
Emilio siguió siendo anfitrión, un día desconfiando de la cantidad de agua en el arroz
De Queta, le agregamos líquido; casi nos mata. Emilio insistía, me atendía en lo que consideraba
Como una utopía, que el arte de la pintura debía situarse y apoderar para sí,
La velocidad, medio en joda medio en serio se planteaba, como pintás la velocidad?
No obstante él tenía admirados que no tenían nada que ver con la velocidad.
Me llevó a la casa de un hermano de Cesar Moro. Sus cuadros eran pre-cubistas,
Neo clásicos, un tipo racional al mango. No tenía nada que ver con lo que era
Mi vergüenza de la racionalidad, yo quería olvidarme de Buenos Aires y su pobre
Riqueza de la lógica que lo explica todo menos lo inefable, lo no planeado,
Que a mí me estaba ocurriendo, y que mi gozo mayor era que me estaba entreverando,
En una civilización que el hermano de Moro, no quería sustentar. Fue pobre la reunión
Sin embargo me queda de ese encuentro una edición de Cesar Moro, numerada
Y firmada. Las notables asociaciones que provocaba Emilio, no tenían medida
Y yo tampoco la tenía. Un hecho posterior, un paisano chileno con quien tuve
Una experiencia que puede decirse que hubo para mí un antes y un después, siempre
Con la presencia de Emilio como referente que aparecía en vuelo. El chileno,
Me señaló sus calificaciones amorosas por un tal André Coiné, amigo de Cesar Moro,
La sublimidad de André en el viejo barrio de la facultad de Filosofía y Letras,
Cerca de los recorridos de Borges, con la misma tardanza de los vuelos de Emilio
Llegué tarde a la exposición, de André, en un sótano, frente a una biblioteca
Memoriosa. Cuando bajé me encontré que la exposición o el lugar del vernisagge
Habían concluido, quedaban con un calor inconcebible, vestidos de kimono André y
Peres Celi, una nueva vergüenza pero esta era liberadora, estaban transpirados, se
Abanicaban, Peres Celi estaba como si hubiese corrido la maratón, además de
Desconcertado, estaba estufado. Me di cuenta había sido una actuación.
Una fantasmagoría de la ilustración trasladada en el lugar más cercano y a la vez
Más lejana. Ahora sí lo pienso, que hubiera hecho Borges en esas circunstancias?
Yo no hice ninguna de las dos cosas, me quedó presente, los parentescos de
Alejandro y de Emilio, la burlona arbitrariedad de la joda que proponían a las
Minas pobres de Lima que Alejandro llamaba burlándose de sí mismo, flores de fango.
La tragedia de los pálidos de América, que no son boludos, que manejan la propiedad
Territorio e información de todo un país, que se supone civilizado y muy sicoanalizado;
Desde una lonja de tierra, llana, pero más feroz que cualquier lugar selvático,
Me resuelve, en esos trayectos, a ser recibidos por tipos importantes de la resistencia
Que no recibieron a Allen Ginsberg, y sin que pida sus encuentros, se produjeron.
Por invitación. Esta es otra asociación. Allen Ginsberg provió a un poeta: Clayton
Eslhemán de los poemas de Vallejo. Sin explicación posible que no sea asociada,
Viví en su casa, yo admiraba a Ginsberg y sin encontrarme con él, me encontré con
Un mensajero y con presencias que a él le hubiese gustado conocer. Después leímos
Juntos poemas de Vallejo, y sin haberlos leído antes leí esos textos, como si estuviesen leídos
Desde una memoria que me excede en la compresión, y en el parentesco. Todas estas
Historias en cuanto suceder no acaban, sino en la necedad del lugar que no se resuelve.
Si sigo no llegaría a tiempo al lugar de mi muerte, sería un buen acontecer, pero tengo
Otras cosas que resolver con la vida. Otras cosas que promover, este es un saludo,
Y se resuelve a través de uno de los que han muerto: Edgard Bayley, pariente de Maldonado,
Director del Bhajaús (esto por todas las asociaciones que se han devenido de este
Lugar) Edgar decía: "El poeta recuerda a un viejo amor, al terminar el año"
Esto es el saludo pero no hay saludo sin moraleja, ni moraleja que no sea poesía,
Esta sería larga como el Ulises de Ulises O el Ulises de Joyce. No hay tanto tiempo
Ni dicernimiento para estas bellezas, pero si sintesís de todo un tiempo de celebración
Triste. Tejada Gomez me contaba de cómo extrañaba su madre las formas del saludo,
Su madre era india. Me encontre con sus saludos en el altiplano y en él Macchu Picchu
De Lucho: el saludo no termina, se expande y dice: no seas mentiroso, no robes, no seas
Flojo eran los saludos y la moraleja del habitante de los lugares y pobladíos Incas.